forasteros

eramos forasteros, y como tales nos miraban todos los ojos de rivera. lo habiamos advertido a la tarde, en la primera recorrida por el pueblo, cuando a nuestro paso los vecinos se asomaban discretamente a las ventanas, con la curiosidad y la distancia prodente de quien divisa un marciano.

eramos forasteros: sospechosos y amenazantes hasta demostrar lo contrario. lo confirmamos de noche en el cristul, el bufet del club deportivo. las chicas (y no tan chicas) nos buscaban de reojo. las atraia el misterio, nosotros no. los tipos, en cambio, se ahorraban la sutileza. ellos miraban de frente y con intenciones menos amistosas.

no eramos malvenidos, siempre que acataramos sus reglas y no osaramos pasarnos de vivos. pero sucho cruzo la linea (una linea que iba adelgazando a medida que corria la cerveza en el salon), traicionado por su inocencia y sus buenas intenciones. en una jugada peleana (de pela, no de pelé), quiso resguardar a un infante de posibles golpes con los tacos de pool, lo alzo y lo alejo unos metros. peco de confianzudo. olvido el mandamiento basico de no tocar un niño ajeno. y casi arde troya.

"que te pasa con el pibe, te molesta?", lo apuro el padre. sucho atino a tranquilizarlo con una palmada en el hombro. fue como querer apagar con nafta el incencio. al final, el hombre contuvo su furia y la cosa no paso a mayores. pero la mecha ya estaba encendida.

al rato, otros dos riverenses fornidos comenzaron a presionar, con modales rudos, para que nos desalojaran de la mesa de pool. despues desafiaron a un partido a la dupla sucho-nito. los nuestros, a sugerencia de lele y mia, tuvieron la deferencia imprescindible de cederles la victoria. metieron la bola negra. priorizaron la supervivencia al honor.

cuando salimos, el aire tenia el espesor del almibar y la tension de una soga en plena cinchada. respiramos un alivio falso: no estabamos a salvo todavia. una cupe chevy nos siguio durante el breve trayecto hasta lo de felisa, guiñando las luces.

recien lo perdimos tras girar en el bulevar.